μάρτυρ

Creyéndome la que todo puede hacer, la valiente, la invencible, a oscuras y sin linterna, sin batería en el teléfono, completamente sola, caminando de madrugada por las calles brumosas sin siquiera una cuchilla. Con la frente en alto y los tacones puestos, pretendiendo llegar al cielo. Abriendo senda entre las nubes con las manos, desde el motel paso nevado hasta donde vare en penumbras...

angelito de dios

ay padre, yo sé que usted cree en el de arriba pero tengo miedo de ponerme de rodillas
la última vez que lo hice solo pude ver como hacía milagros un colega suyo,
se hacía el santo pero eyaculaba como el demonio
caliente como el infierno
sentí su líquido como agua bendita.

eso fue divino.

maricón

ayer fui maya
 fui inca
 fui azteca
y tú
 tú fuiste un barco de conquista
la imagen de mis dioses
con pistolas de pólvora
hoy soy nada
 una civilización perdida
y tú
 tú sigues siendo
el reino de españa

regalón

Cierro tu puerta y pienso en el placer muerto, ya pasado, el soñado, el pisado, cuando me pisaste, cuando me pusiste de espalda, cuando me pusiste de lado, acostado, en tu pieza, en tu sillón y en otros espacios, en tu departamento de dos ambientes, y sentí tus dientes bajo mi ombligo. Cuando estuve contigo, cuando me vendí a cambio de tus papeles, cuando te envidié el cuerpo, la casa, la sonrisa y la cara porque tú me pagabas por placer y lo hubieses obtenido aunque yo no cobrara, pero me pasaste cuatro billetes azules y el cliente siempre tiene la razón.

Cuando me abrazas te creo todo, incluso, la existencia de Dios.