26 abr 2015

lentamente abrí mi pecho y fui insertando la esponja de mi mejor sostén entre el músculo y la piel

siempre supo quién soy en verdad
porque la intuición de madre no falla
sino quizá lo oyó de otras personas
pero no soportó el oírlo de mi boca
y ese fue su obsequio de despedida
quizá para que no olvide quién soy
o tal vez para que no la olvide a ella
o para atormentarme eternamente
porque nunca pude llenar esas copas
maldito mi pecho que no amamanta
y en el espacio entre la tela y mi ser
solía escucharse el eco de mi llanto

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