1 nov 2014

un consuelo

yo nunca quise matarte
fue de pura casualidad
porque el destino es el destino
inalterable y un poco chistoso

como un infarto durante el sexo
que casi me mata del susto a mí
pero viví por la gracia de dios
y por lo menos me quedan tus huesos

y me río cuando los miro
y me acuerdo de lo nuestro
y a veces hasta me toco
y los uso para consolarme

No hay comentarios:

Publicar un comentario