Te llamo de vuelta para saber si estás bien.
Me llega tu mensaje: a las cinco donde siempre.
No lo dudo un segundo y parto a nuestro encuentro.
Me pongo el vestido que te gusta, ese negro escotado.
Espero por horas frente al motel, completamente solo.
Se hace de noche, aún sigo esperando.
Reviso mis mensajes; a cada minuto, a cada hora; pasan los días y aún sigo esperándote.
Aún sigo hablándote, aunque no estés aquí, aunque sea todo una mentira, aunque sé que no me quieres sigo esperándote.
Porque me llamaste cinco veces, porque sigo creyéndote, porque sigo creyéndote espero; con el vestido escotado, frente al motel.
Porque me llamaste cinco veces, porque sigo creyéndote, porque sigo creyéndote espero; con el vestido escotado, frente al motel.
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