te fuiste en mi boca,

nunca te volví a ver

soporífero hipnótico

extraño el sonido de los petardos
a lo lejos
que avisaban la llegada de la felicidad
que alucina,
intoxica,
enriquece,
prospera.

quiero caerme en pedazos

Me caigo en pedazos, no sé qué estoy haciendo, no sé qué estoy sintiendo, me siento como María Magdalena, como la del musical, estoy confundida pero no por amor, estoy confundida porque quiero, porque puedo, porque no tengo nada mejor que hacer, quisiera llorar, quisiera gritar, quisiera gritar de placer y gritar de dolor, que me rompan en el amor y que mis pedazos queden esparcidos en la cama, que en mi cama crezcan flores y que esas flores sean magdalenas, quiero gritar, llorar, sufrir, morir, quiero ser María Magdalena, quiero ser un mito, una leyenda, quiero caerme en pedazos, quiero que me lapiden para sentir dolor, quiero que mi sangre se funda con mis lágrimas.

De pie frente al espejo

Estaba de pie, lavándome las manos después de mear cuando entraste tú, te vi a través del espejo, más rico que nunca, me miraste fijo y luego caminaste hacia los urinarios, escuché el chorro de tu meado, el sonido más placentero, como una lluvia dorada, como la manguera del parque en verano, me acerqué a ti y te la miré, te reíste y seguiste en lo tuyo, me puse detrás de ti y te empecé a tocar, te la sacudí cuando terminaste y se te erectó en mis manos, lo sentí, lo sentí y me propuse continuar pero cuando miré mis manos, éstas sostenían la llave del agua, la del lavamanos frente al espejo, me di vuelta para verte justo cuando pasaste a mi lado como sin notar mi existencia y te fuiste, yo me quedé ahí erecto frente al espejo, con las manos y el bóxer mojados.

Tren ruta roja (Vendetta 2)

 

Te soñé de nuevo, te soñé despierto

Te soñé bajo el carro de un metro

Y me soñé metro y te soñé túnel

Me soñé rápido y descontrolado

Te soñé “las parcelas”

Me soñé entrando en ti

Me soñé fuerte y no me veías venir

Y me fui

Y mi orgasmo acabo en tu estación

Y acabo con el metro parado

Y con tu cuerpo destrozado

En la orilla del andén  (Dirección Vicente Valdés).

mis dedos huelen a caca de tanto que te los metí por el ano, viejo de mierda, viejo cochino, viejo, viejo culiao, son treinta y cinco más el taxi.

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Sin ti soy sólo un suspiro,
un molesto soplido,
un golpe en el estómago,
sin ti soy imaginaria,
no respiro ni descanso,
te pienso perdularia,
te pienso en las mañanas,
en las noches te olvido.

Nómada del mar

Tres de mis canoas flotando llenas de lágrimas, lipstick y glitter; pues mis lágrimas no brillan tanto como antes; pues mi alma está seca. No quiero más máscaras, más artificio o pintura, quiero que mi cara resquebrajada se muestre al sol y que el sol le devuelva su color natural, quiero que el sol le devuelva el rubor a mis mejillas. Que el lipstick se vaya en las canoas y que el glitter brille lejos de mis labios, de mis mejillas, que brille lejos de mi piel, lejos de todo y que mis lágrimas se marchen también.