Llego de noche, estoy solo como siempre.
Todo está oscuro y casi silencioso.
Todavía me atormenta el susurro
de los seres imaginarios;
voces silentes pero rasposas
que desgarran mi piel como frotando lijas,
luego mi cama se empapa de sangre y lágrimas;
adoro el olor de la sangre combinada con mi sudor;
extraño el sudor de mi amado
cuyo recuerdo aún me atormenta.
¿Dónde estás, ser sensual e imaginario?
No hay comentarios:
Publicar un comentario